martes, 28 de julio de 2015

Imposibilidad


Quise pasar desapercibida, 
improvisar un personaje, 
cambiar su andamiaje.

Quise volar.
Morir y reencarnar.
No sentir que el corazón
me iba a estallar.

Pensé en mudar de piel.
Liberarme de los lunares.
Zurcir las heridas rellenas
de hiel.

Pero a cada paso choqué con la impotencia, con la decepcionante 
imposibilidad de mutar.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Empezar

Y en este momento, en el que me concibo sobre el piso de una habitación helada, no sé por dónde empezar. Me gustaría jugar con el tiempo, hilvanar los peces de memoria que flotan dispersos. Entonces, iría a esa casa que amaba, aunque siempre esté a medio construir. Correría por la vereda, mientras el sol pinta pecas en mi rostro. Encapsularía atardeceres en los que, impávida, miro las lombrices retorcerse. Volvería a repasar la calle con nombre de provincia, donde las corrientes de aire caliente atacan a todo cuerpo desprevenido. Esperaría a que una granizada de colores se deshiciera sobre mi lengua. Regresaría a ese parque con senderos, en los que solidifico momentos con una cámara análoga. Me sumergiría en una piscina, con toda la indumentaria intacta. Confeccionaría discursos coherentes con fragmentos de locuras desabrochadas. Amaría las lunas extraviadas en cuentos espontáneos, jugaría a adivinar, desataría misterios…Pero, ahora, sobre esta superficie dura, sospecho que no volveré a reincidir en nada de esto. Quizá no es el momento de imaginarme. Quizá esta  helada habitación no es un buen lugar para descubrir por dónde empezar.

domingo, 27 de octubre de 2013

Cumpleaños


Porque eres el mejor amigo que nunca tuve en la escuela,
el confesionario que no está en una iglesia,
el tejedor de cuentos infinitos,
el planeador de detalles sorpresivos,
el observador de mis esquinas imperfectas,
el creador de lunas turcas multicolor, 
el hacedor de charlas cotidianas. 
Porque fuiste, eres y serás mi peor y mejor historia. 
Por eso hoy celebro tu existencia.   
Brindo porque todo conspire para que seas eterno, para que dures más que el tiempo.
¡Feliz vuelta al sol!



Pdta. Escrito el 22 de octubre, en un bus de la coperativa Aguila Dorada, de paso por Cotocollao.

martes, 17 de septiembre de 2013

Golpes de recuerdo

Volví a aquella noche de luces de neón y humo de cigarrillo.
Ilusos, despistados, desprevenidos.
Ahí estaba yo: camisa a cuadros, mini-jean, medias negras, botas de cuero.
Me entretuve recogiendo pedazos de amanecer, retazos de baile desenfrenado,
copas agonizantes de licor.

Deambulé, sorteando los cuerpos tumbados, fundidos,

estropeados por los excesos. Me observabas desde una silla, en un extremo del salón.
Han pasado varios años desde las primeras ausencias.
De repente estamos en un bar. Me descuido, te vas.
Me dejas sola con un conjunto de letras
que tardaré una vida en descifrar.


Apareceremos en el piso de tu pieza,

contándonos historias pasadas,
inventando un presente de secretos para los dos.
Cantamos, bebemos, saltamos...

Tienes otro rostro.

Me obligas a quedarme quieta.
Algo estalla en mí.
Quiero amarrarte, pedirte que no saltes sin sujetarme a ti.
No escuchas palabra alguna. Estás en trance.

El lapso dura poco,

pero es suficiente para devastarnos.
Me pregunto si volveré
a inclinar mi cabeza sobre tu hombro
para escuchar la misma canción.
Abandono las sobras de amanecer.
Intento recuperar fragmentos de
mí, extraviados por ahí...

viernes, 10 de febrero de 2012

Aplastamiento

No logro recordar cuántas cosas me faltaron por enumerar.
A cada paso encuentro un lugar común, una palabra sujeta
a una incomprendida idea. Un fantasma que ronda mi cabeza.
A pesar del miedo, no retrocedo…
Aquel día la lluvia tenía su propia orquesta.
Me entretuve mirando a la gente correr.
Viendo las gotas caer.
Observé –como Cortázar- su aplastamiento, el suicidio de estos pequeños seres.
La lluvia, los amantes, los carros con los vidrios empañados
por dentro. Los corazones que se dibujan en las ventanas con
los dedos. Los conductores también son suicidas, pero a ellos
los nubla la idiotez, el estrés, no sé qué…
Aquellos dos que caminan, juegan, ríen, saltan charcos y se dan la mano,
me producen lástima.
¡Pobres!, no saben que esa calma al final los aplasta.
Que sólo es una trampa, que al final se arrebata y mata.
¡Ilusos!, no comprenden que esa felicidad no basta.
Que sólo es la que antecede al dolor, la fugaz anestesia que
se transforma en morfina, aniquilando la vida.
Me adelanto, me entristezco por ellos.
Miro en sus figuras dos gotas a punto de caer, de morir,
de ser inevitablemente aplastadas…

Natalia Rivas

sábado, 4 de febrero de 2012

Miedo

Pasa que aveces tengo miedo...
Miedo al desgaste de tu letra medular,
a la inexistencia de la orilla chiquita en
la que me siento a descansar.
A la liviandad de tus pasos en mis días.
A la desaparición de Julio, en mis cuentos
favoritos y en tus fantasías.
A mi no- reflejo en tus ojos...
      A mí sin ti,
            a ti sin mí.
A los dos, siendo simplemente uno.

P.D. Escrito el miércoles 24 de noviembre de 2010
a las 12:35 pm. Con 10 grados cetígrados de temperatura.



Natalia Rivas

martes, 31 de enero de 2012

Viejo rompecabezas

Aún recuerdo aquella noche. Bailábamos entre el calor de los cuerpos.  El ron lograba refrescar el ambiente y los pequeños cubos de hielo paralizaban las gotas de sudor.  Te miré. Parecías irreal. La playa, la noche, una palmera más. Apenas empezábamos a construir un mundo, sin saberlo.  El pañuelo de cuadros verdes y blancos rodeaba tu cuello.  Luego lo desatamos  y en el intento las figuras se unieron. Armamos un rompecabezas sin quererlo.  Tardamos en encajar las piezas, en  mirar la imagen completa. Mi cabeza estaba al lado de la tuya. Entre las tablas, se filtraba una luz lunar espesa. Era quizá la madrugada, o la intensa pretensión de detener el tiempo. No recuerdo la hora exacta, solo sé que fue lejos y hace mucho tiempo.

Escrito: Natalia Rivas